QUE LA TORTILLA SE VUELVA…
>> miércoles, 13 de mayo de 2009
Por: Manuel Bello
Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia
Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia
Hemos escuchado decir a autoridades actuales del Ministerio de Educación que los críticos de su gestión “ven el vaso medio vacío…”, cuando “deberían verlo medio lleno”. Para ellos, la crítica es producto de una mirada negativa o pesimista, que no percibe la magnitud de la obra realizada; se resalta lo que falta y no se valora lo avanzado.
La metáfora del vaso da a entender que la acción del gobierno en política educativa debe ser evaluada por la cantidad de lo realizado. Los funcionarios y sus partidarios ven el recipiente de su gestión a medio llenar y en camino a la plenitud; si hiciera falta pueden enumerar una larga lista de obras, programas, decretos, resoluciones, medidas, directivas y anuncios.
1 comentarios:
Manuel, se le dice a la gente que la suma de textos escolares, laptops, guias para padres y dinero para reparar colegios equivale al Proyecto Educativo Nacional. No se le dice que este tipo de actividades, típicas de cualquier gestión, se harían igual aún si el proyecto no existiese, varias de las cuales sólo son continuidad de lo que hizo el gobierno de Fujimori y que ni siquiera figuran en el PEN, como la municipalización o la emblematización de las antiguas unidades escolares. Coincido contigo, no es un problema de optimismo vs pesimismo, sino de reforma o continuidad. El enfoque del cambio del que parte la política eductiva actual sigue una consigna tácita: cambia lo que quieras pero no me toques nada ni muevas nada de su lugar. Una reforma supone ambición de logro y tomar riesgos, la continuidad está más bien atrapada en el realismo del presente y ha canjeado sus propósitos por la posibilidad de hacer algo ahora, no importa si sirve o no a lo que se busca. Sería sano y muy conveniente un debate público sobre lo que implica hacer una reforma de la educación, viéndonos además en el espejo de la experiencia internacional y de la que vivimos en la pasada década del 70, sin que nadie se rasgue las vestiduras ni condene al fuego eterno a quienes nos limitamos a opinar de manera distinta en ejercicio de un derecho. ¿Tú que crees?
Publicar un comentario